Posicionamiento de Participación Ciudadana en las vistas públicas del Senado de la República para conocer el proyecto de construcción de la Isla Artificial.
Tan pronto como Participación Ciudadana tuvo las primeras noticias de que se pretendía construir una Isla Artificial en el lindero sur del Malecón, asumió una actitud crítica.
Primero, solicitó por escrito a la Secretaria de Medio Ambiente si tenia conocimiento del proyecto y en caso afirmativo si se había realizado o solicitado el estudio de impacto ambiental. Todavía esperamos la respuesta oficial, pero extraoficialmente se nos informó negativamente.
Inmediatamente después procedimos a pedir información a la Academia de Ciencias de la República Dominicana, para obtener la opinión calificada de profesionales y expertos en aspectos específicos del proyecto que podrían ser beneficiosos o nocivos para el país y particularmente para el área directamente afectada. La Academia respondió con la organización de un taller al que no asistió ningún representante de la empresa constructora ni de sus promotores, sin ninguna excusa, pero si los expertos designados por la Academia, Amparo Chantada, Omar Rancier y Arq. Suncar quienes se encargaron de desmontar todas las falsas virtudes y bonanzas pregonadas por los promotores de la idea, ofreciendo datos contundentes advirtiendo los peligros y efectos perjudiciales ecológico, patrimonialista, urbanista y ambientalista que entraña ese proyecto, en modo alguno necesario ni prioritario para el desarrollo turístico o para la economía del pueblo dominicano.
A partir de entonces tomamos mayor conciencia del desventurado proyecto, y sus implicaciones. El rechazo ha sido absoluto. La población a través de sus organizaciones mas representativas han dicho no a este absurdo. Las Juntas de Vecino de los grupos más directamente perjudicados se han unido en una sola voz de protesta que el Congreso debe escuchar y sopesar.
Sobretodo del tema de la PRIORIDAD. La dudosa prioridad de construir una isla artificial que oculte y trastorne quizás para siempre la belleza natural de nuestra isla preñada de urgencias y necesidades verdaderamente prioritarias. Valiosos editoriales se han pronunciado acerca de si se justifica la intervención de Estado Dominicano como garante de una inversión privada que nada le reporta a cambio y que bien podría, como ha resultado con anteriores proyectos de menos trascendencia y peligrosidad involucrarlo de mala manera una vez iniciada la construcción. Lo que es del mar, el mar lo reclama, y no son pocas las experiencias de su terrible reclamo.
El Presidente Fernandez Reyna, en ocasión de la inauguración de la lujosa biblioteca de la UASD, confesaba no entender a quienes hablan de prioridades citando a propósito de esa inauguración las grandes bibliotecas existentes en las grandes naciones del mundo.
Pero sin negar la importancia de estas grandes obras cabría preguntarse si antes en esas grandes naciones no fueron superadas o se intentaron superar seriamente los elevados niveles de analfabetismo, de mala educación, de deserción escolar, de insalubridad, de pobreza extrema , de mortandad infantil, de inseguridad social, la falta de transporte colectivo adecuado, de alimentación, o simplemente de energía eléctrica fundamental y demás servicios públicos básicos, en franca bancarrota, que la República Dominicana padece.
Como justificar la existencia de una Isla Artificial elitista, concebida para la gente de buena vida y gasto fastuoso, de quien pueda comprarla y vivirla, que nos coloca en su patio trasero, bueno para los desechos, y el reclamo, por otra parte, de una Reforma Fiscal, con los sacrificios que se le pide al pueblo empobrecido por malos gobiernos, por fraudes multimillonarios, por una deuda pública que sobrepasa nuestra capacidad de pago, contraída irresponsablemente, cuando hay una ausencia absoluta de política pública que apuntale la austeridad y vaya al socorro de los sectores productivos de la nación y se vive improvisando en mega proyectos como el metro y la isla de la fantasía, sin importar el excesivo consumismo y el dispendioso gasto público.
Participación Ciudadana, movimiento cívico no partidista, no quiere hacerse cómplice y se opone a esta monstruosidad. Se hace militantemente solidaria con todas las acciones e iniciativas asumidas por organizaciones de la sociedad civil , las academias y colegios profesionales, personalidades independientes y patrióticas que han elevado su voz junto con el pueblo, con hombres y mujeres humildes y callados de todos los sectores de la vida nacional que no quieren que se nos enajene nuestro mar territorial, violentando la Constitución de la República, y que se nos prive de un patrimonio único en el Caribe, del cual deberíamos sentirnos orgullosos para rescatarlo y hacerlo tan hermoso como la madre naturaleza generosamente lo prolijo para nuestro goce y solaz espiritual.
Pide encarecidamente a los señores legisladores que rechacen vigorosamente este contrato leonino, oneroso, desconsiderado inconstitucional anti patriótico y vergonzante que es una vulgar afrenta a la dignidad nacional de todo un pueblo que quiere y aspira ser mejor gobernado y vivir mejor, orgulloso de su historia y su patrimonio nacional.