El cambio climático —de reconocido origen antropogénico— es uno de los problemas más urgentes de la agenda global y uno de los factores que más pone en riesgo el desarrollo humano sostenible del siglo XXI. Sus impactos se hacen cada vez más palpables y por ello los países deben definir e implementar políticas públicas y planes derivados de estas para mitigar las causas, reducir sus condiciones de vulnerabilidad y fortalecer las acciones de mitigación y adaptación, en un ambiente de buena gobernanza y corresponsabilidad, asegurando la participación de todos las partes interesadas o afectadas.
Las relaciones entre los problemas climáticos y los aspectos económicos, sociales y ambientales conforman una compleja matriz de interrelaciones con causalidades heterogéneas, que van tanto desde la dimensión humana y la ambiental como desde los aspectos económicos y sociales diferenciados en distintos niveles socioeconómicos.